lunes, 29 de septiembre de 2008

TACTICA Y ESTRATEGIA DE LAS ESCONDIDAS

No se sabe muy bien cuales eran los verdaderos fines de la Sociedad Amigos de la Escondida, En cambio esta bien claro que tales fines no se cumplieron.
Sin embargo, hace ya algunos años, la entidad solvento la edicion de un pequeño folleto titulado "Reglamentos, tactica y estrategia del juego de la escondida". En su momento, el trabajo desperto agudas controversias.
Hoy que los Animos estan amansados hemos querido exponer el asunto ante nuestros lectores, quienes seguramente ignoran la mayor parte de los detalles de este juego en vias de extincion.

CAPITULO I- del numero de los jugadores

Puede jugar a la escondida un numero cualquiera de jugadores. El minimo es uno. Cabe señalar que en este caso el juego es especialmente aburrido: el unico jugador se busca a sÃi mismo o -lo que es aun mas tedioso- busca a otros inexistentes jugadores hasta que se desalienta y abandona.
Con dos participantes se gana un poco en accion y puede decirse que el clima ideal se logra cuando intervienen mas de seis y menos de veinte personas.
Asimismo cabe advertir que resulta sumamente engorroso desarrollar el juego con mas de ochenta jugadores. Los buscadores equivocan los nombres de quienes se ocultan y con toda frecuencia se ven obligados a llevar un registro escrito en el que constan las personas que ya han sido descubiertos y las que aun permanecen en lugares desconocidos. Por otra parte, es facil razonar que cuanto mayor es el numero de jugadores, mas trabajoso sera hallar escondites vacantes, con el consiguiente deslucimiento del juego.

CAPITULO II- el lugar donde se juega

La escondida puede practicarse tanto en lugares abiertos como en recintos cerrados. Siempre es preferible elegir horarios nocturnos, pues las tinieblas suelen mejorar la calidad de los escondrijos.
Asi­, cuando se juega en casas o departamentos, convendra activar las luces, Aqui­ se hace indispensable tiene aclaracion fundamental: es necesario que antes de comenzar el juego se fijen expresamente 1os limites geograficos de su extension. Fuera de ellos estara prohibido esconderse.
Algunos heresiarcas pasan por alto esta acotacion y nos hallamos entonces ante un juego cuyo marco es el mundo entero. Es asi­ como muchos jugadores se esconden en barrios alejados y aun en otras provincias, retrasando el desenlace de la competencia hasta el punto de arruinarla por completo.
Nota: el folleto no menciona la interesante opinion de Manuel Mandeb, quien creyo entender que la escondida era un juego sin limites. Para el pensador arabe la escondida perfecta debia ser jugada por toda la estirpe humana,su escenario era el universo y su duracion, la eternidad. Asi­, el proposito final de la Historia puede consistir en el nacimiento de un futuro elegido, que se encargara de librar para todos los compañeros en un acto que marcara el fin de los tiempos.

CAPITULO III- finalizacion del juego

La escondida no tiene ganadores ni perdedores. Por eso la finalizacion del juego debe fijarse en forma arbitraria, pero manifiesta. Muchas veces los jugadores abandonan la competencia sin avisar a nadie y muchos participantes tenaces permanecen ocultos durante horas sin que nadie se moleste en buscarlos.
Los miembros de esta Sociedad conocen perfectamente algunos casos celebres de obstinacion. Vale la pena mencionar la gesta del joven Luis C. Cattaldi, que permanecio catorce meses en el quicio de una puerta de la calle Motón, cogoteando sigilosamente en direccion a la Piedra. Los habitantes de la casa soli­an llevarselo por delante cuando sali­an y -a veces- le acercaban algun alimento, finalmente Cattaldi regreso a su domicilio, gracias a los consejos de una comision de esta misma Sociedad.

CAPITULO IV- desarrollo del juego

La idea fundamental de la escondida es que todos los jugadores se oculten, con la excepcion de uno, que ser el encargado de buscar al resto.
Para dar tiempo a la eleccion de escondite y a la correcta instalacion de cada uno en el suyo, el buscador escondiera el rostro contra la pared, como si llorara, y permanecera en esta posicion durante algunos segundos, La medicion de este lapso, la efectuara el propio buscador citando la serie de numeros naturales en voz alta, hasta llegar a una cifra convenida con antelacion (por ejemplo, 50). Acto seguido, a modo de advertencia, debera declamar algun pareado revelador. El usual es “Punto y coma el que no se escondio se embroma”. El lugar donde el buscador realiza este ritual se conoce con el nombre de “Piedra”. Inmediatamente comienza la parte mas divertida. El buscador recorre el campo de juego y revisa los lugares en donde sospecha que hay alguien. Cuando descubre a algun jugador oculto sale corriendo en direccion a la Piedra, la toca y grita “Piedra libre para Fulano” Siempre debera referirse a la persona descubierta de un modo tal que su identidad quede fuera de toda duda. Este punto es muy importante, como ya veremos en otro capitulo.
A su turno, el jugador descubierto puede abandonar su refugio y correr hacia la Piedra tratando de tocarla antes que el buscador. Si lo consigue, sera el quien grite “Piedra libre” y a los efectos del juego se reputara que no ha sido hallado.
Por otra parte, todos los jugadores pueden abandonar repentinamente su escondite y llegarse hasta la Piedra, aun cuando no hayan sido descubiertos. Pero si el buscador los sorprende en su excursion y se les adelanta en la carrera hacia la Piedra, se les considerara encontrados.
El primero de los jugadores que pierda la carrera hacia la Piedra recibira como castigo- la obligacion de contar en el lance siguiente. Sin embargo, hay un recurso extremo: el ultimo de los jugadores que permanezca escondido puede aventajar al buscador y gritar “Piedra libre para todos mis compañeros”.
Cuando esto ocurre, el buscador debera contar nuevamente.

Desde luego, ya puede colegirse que el participante capaz de culminar exitosamente esta jugada recibira la admiracion y el respeto de todos.

CAPITULO V- Distintas tacticas

Existen buscadores conservadores y buscadores audaces.

Los primeros no se alejan jamas de la Piedra. Tratan, por lo general, de esperar que alguien cometa un error o trate de cambiar de escondite. Esta raza conspira contra la calidad del juego.
En cambio el buscador audaz abandona las inmediaciones de la Piedra y marcha hacia los confines del campo. Se trepa a los arboles, ingresa a los armarios y rastrea minuciosamente los yuyales. Claro, siempre corre el riesgo de ser sorprendido por los jugadores que se han ocultado en la zona opuesta, Pero el juego se torna vivaz y lleno de matices. Abundan las carreras, los rodeos y las sorpresas.
Existen tambien los buscadores zorros, que amagan dirigirse a la derecha para tentar a quienes se esconden por la izquierda. En cierto momento, salen disparados hacia el otro sector y así es como sorprenden a muchos jugadores novatos que abandonan prematuramente su refugio.
Entre los que se esconden, tambien hay distintas escuelas. Algunos prefieren los escondites sencillos pero de facil salida, como los umbrales de las puertas. Otros los eligen complicados y de salida engorrosa: la copa de los arboles, el fondo del canasto de la ropa, etc, Hay tambien quienes van rotando su escondite y cambian de posicion mientras observan los movimientos del buscador.
Los mejores son los exquisitos, que inventan guaridas que solo ellos conocen y no las revelan jamas. Esta clase de jugadores es la mas temida por los que cuentan, pues muy a menudo libran para todos los compañeros.
Sin embargo, el escondite no debe ser nunca impenetrable. A decir verdad, el escondite perfecto termina con el juego.
En 1959, en una escondida que se realizo en Villa del Parque, el abogado Gerardo Joseph se escondia de un modo tan eficaz, que nunca mas fue visto en ninguna parte. Todavía hoy muchos de sus amigos recorren la barriada gritándole que salga.
Un exitoso cuento de Edgar Allan Poe insinúa que el mejor escondite es aquél que está a la vista de todos. En esa narración, todo el mundo busca infructuosamente una carta que en realidad había permanecido siempre a la vista.
Esta teoría podría ser buena para los cuentos policiales, pero no sirve en la escondida. Infinidad de jugadores han pretendido pasarse de vivos parándose a un metro de la Piedra con cara de disimulo. El resultado siempre es el mismo: el buscador mira extrañado y luego, casi con estupor, murmura: “Piedra libre para el Pololo, que está ahí parado”.

CAPITULO VI- infracciones, errores y malentendidos

Puede ocurrir que el buscador descubra a un jugador oculto, pero equivoque su identidad. Esto es muy frecuente en los juegos nocturnos, Cuantas veces se grita “Piedra libre para la Amanda”: despues de haber visto a Julian!
El reglamento le permite a Julian denunciar el error al grito de ¡Sangre!

Esta expresion debe traducirse como ¡Reclamo! o, mejor aun, ¡Objecion!
Si la gestion prospera y se comprueba la equivocacion, el buscador debera contar nuevamente.

El mismo recurso podrá interponerse cuando se sospeche que el buscador espía o cuando se produce algún hecho exterior que dificulta la normal prosecución del juego. (Por ejemplo, una grave lesion de uno de los jugadores o la súbita llegada de un tio al que hay que saludar.

CAPITULO VII- escondites individuales y colectivos

Muchos deportistas prefieren esconderse solos. Otros, en cambio, se complacen en compartir su refugio, particularmente con personas del sexo opuesto.
Esta ultima variante es muy bien vista en los ci­rculos elegantes y constituye una excelente oportunidad para acrisolar amistades y hasta para sellar romances.
Lo mas apropiado es elegir un escondite alejado de la Piedra. El lugar debe ser pequeño para lograr una proximidad alentadora, oscuro para invitar a la confidencia y hermetico para evitar ser sorprendidos.
Manuel Mandeb refiere una experiencia personal en su libro “Mis amores frustrados”. Veamos:

“En tres años de jugar juntos a la escondida jamas habi­a tenido la ocacion de compartir un lugar con Beatriz Velarde. Siempre había alguien que se me adelantaba. Al parecer, Beatriz tenía comprometidos sus escondites por varios años.
Una noche de primavera, en el callejon de la Estacion Flores, mientras contaba el ruso Salzman, vi que Beatriz entraba solita a la casa amarilla abandonada que hay en una esquina. Pique tras ella y alcanzamos a acomodarnos debajo de un fogon en ruinas.
Estaba muy oscuro y alcance a notar su aliento de chiclets Adams . Los arrabales de su pelo saludaban mi boca .
-Te quiero -le dije suavemente.
-Deci­melo mejor contesto Beatriz Velarde.
Empece a pensar algo ingenioso, cuando entro el ruso Salzman y brutalmente señalo el final de mi romance.
-Piedra libre para el Turco y Beatriz

-Sangre, sangre grite yo y era cierto, aunque no me lo creyeron.
Nunca mas volvi­ a estar a solas con Beatriz y aquella fue la ultima vez que jugue a la escondida”.

El folleto de la Sociedad Amigos de la Escondida tiene algunos otros capi­tulos de menor interes: las ropas mas convenientes, uso y abuso de los ligustros, aprovechamiento de carros en marcha, ocultamiento en medio de un familion en transito, etc.
En estos dÃias en que la Sociedad ya se ha disuelto y los chicos prefieren otros entretenimientos mas cientificos, no esta de mas recomendar calurosamente la practica de la escondida. Este humilde cronista hace mucho tiempo que no encuentra ocasion de mostrar su destreza en tan apasionante disciplina.
Si algun lector piadoso desea invitarme a jugar, acepto complacido.

Aunque me parece que ya es demasiado tarde.

(Alejandro Dolina - “Cronicas del Angel Gris“)

jueves, 25 de septiembre de 2008